Homínidos en el Paleolítico medio:
De huesos más gruesos y capacidad craneal superior a las de
sus antepasados (con un volumen de entre 800 y 1000 cm cúbicos), su pelvis se
asemeja ya al del ser humano actual. Se asocia a esta especie el inicio del
dominio del fuego, así como la elaboración de las primeras hojas bifaces. Eran
cazadores nómadas y sociables, cooperando con otros grupos para cazar. Se cree
que las últimas poblaciones pudieron haber llegado a coexistir con el Homo
sapiens en Asia, y fue probablemente una de las primeras especies de homínido
que viajaron fuera de África hacia Eurasia.
6. Homo antecessor
Con una capacidad craneal algo mayor que la de erectus (de entre 1000 y 1100 cm cúbicos), se caracteriza por ser la primera especie considerada europea (sus restos han sido principalmente hallados en Atapuerca, España). Físicamente, eran gráciles (si bien la mayoría de restos son de infantes) y tenían características faciales parecidas a las del Homo sapiens. Su altura era bastante mayor que la de otras especies, llegando al metro ochenta.
Se cree que puede ser antepasado del neandertal y tal vez de
nuestra propia especie, siendo probablemente el último nexo entre nuestras dos
especies. Asimismo, se ha estudiado y han examinado en los huesos que cometía
canibalismo.
7. Homo neanderthalensis
La última especie homínida que se extinguió, desconociéndose
aún los motivos exactos, y que convivió y compartió espacio con el ser humano
actual durante mucho tiempo, hasta hace unos 30.000 años. El hombre de neanderthal
era una especie adaptada al clima de una Europa prácticamente glacial. Tenían
arco superciliar prominente, la frente algo más achatada que los miembros de
nuestra especie, y el cráneo algo más proyectado hacia atrás.
De gran fortaleza física, aunque de una altura menor
(alrededor de 1,65m), su capacidad craneal (aproximadamente de 1500cm cúbicos)
incluso superaba a la nuestra (alrededor de 1400). Se sabe que poseían
elementos culturales avanzados, practicando ceremonias tales como el enterramiento.
También cuidaban de ancianos y enfermos, y sus herramientas estaban bastante
desarrolladas a pesar de ser aparentemente simples. Poseían probablemente un
sistema de lenguaje no apoyado totalmente en la articulación de sonidos con la
boca y la faringe, y eran grandes conocedores del medio.